lunes, 18 de marzo de 2013

Ponencia: "Sistema prostituyente – mitos y realidades." Expositoras: Cristina Hanuch; Beatriz Frontera y Marcela D´Angelo



TERCERAS JORNADAS NACIONALES ABOLICIONISTAS SOBRE PROSTITUCIÓN Y TRATA DE MUJERES Y NIÑAS/OS
2012








Ponencia: Sistema prostituyente – mitos y realidades

Expositoras:

Cristina Hanuch - Marcela D´Angelo
Feministas abolicionistas – integrantes del Seminario de DDHH con perspectiva de genero de la facultad de filosofía y letras de La UBA, de la Campaña Abolicionista “Ni una mujer más víctima de las redes de prostitución”


Beatriz Frontera: feminista abolicionista independiente.

Eje I: Prostitución y Política Sexual



PRESENTACIÓN
En este trabajo trataremos de exponer, brevemente, qué son y como se han originado los mitos. Porqué las culturas se expresan a través de mitos y la función que cumplen éstos dentro de nuestro sistema patriarcal-capitalista y sobre todo que papel cumplen en el sostenimiento del sistema prostituyente. Intentamos problematizar aquí  la razón por la que una modernidad, basada en la ciencia, la técnica y el progreso, se sigue estructurando a través de mitos que fueron creados como relatos fantásticos por las primeras comunidades.


ORIGEN
La palabra mito deriva del griego mythos, que quiere significar “narración”. Se plantean como “historias verdaderas”, sus personajes son dioses, héroes o monstruos, los relatos son complejos y se relacionan entre sí. Sirvieron para explicar culturalmente, lo “inexplicable” de la naturaleza, de la realidad. Aunque se suele confundir con la fábula, el cuento o la leyenda, no son iguales[1].
A veces, alguna de las tramas de los mitos se repiten en un cuento o en una fabula o en una leyenda. Esto depende de cuál sea el fin del relato (entretenimiento, etiológica ó de origen, moral, etc.)
Las sociedades en la antigüedad resuelven, a través de los mitos, emociones primarias y  sus temores a lo desconocido: las fuerzas naturales que no comprendían. Los mitos forman parte del sistema de “creencias” que tiene una sociedad. El “logo” o conocimiento científico  entra en competencia con el mito, cayendo en ocasiones en descredito, pero sin embargo se ha “reciclado”, ha ampliado su incidencia, se muestra con formatos “modernos” y con otros medios.
Ya desde la  antigüedad Platón se planteó la problemática de los mitos y llegó a la conclusión de que eran “mensajes cifrados, compuestos por símbolos y alegorías que ocultaban grandes verdades”. Nosotras aquí queremos problematizar esto de “las grandes verdades” de los mitos.


MITOS y su expresión a través de la  CULTURA

Los mitos forman parte de las creencias establecidas dentro de una cultura. La función que cumplen centralmente en una sociedad es que son la base de estructuras que suelen estar muy cerca de las personas, brindan explicaciones políticas, sostienen ideologías dominantes, hablan-resuelven  angustias, otorgan consuelo. Contienen modelos a seguir y pautas de comportamiento. Refuerzan conductas y argumentan la autoridad.
Los mitos refuerzan emociones primarias y fortalecen autoridad. Las mujeres deberíamos  reconocernos en esta frase, así podríamos  entender el deseo de dominación entre los sexos (varones sobre mujeres)  imaginando las circunstancias desarrolladas hace miles de años. En aquellos tiempos remotos el varón  enfrentaba un fenómeno que le desconcertaba, que no entendía. Es en esas épocas cuando  las mujeres a la vista y desconcierto de los varones sangraban cada mes por varios días y no morían (un varón sangraba y moría a los pocos días). Si a ello le agregamos la perplejidad que les debió provocar el hecho de que las mujeres “abulten” su panza  y en algún momento apareciera un integrante más en la horda y que esa cría fuera alimentada y mantenida viva a través del cuerpo de las mujeres, debieron temer a esta especie de ser mágico y poderoso: MUJER, que les causaba demasiado desasosiego. El temor y la sospecha  despertaron, en el conjunto social de los varones, desconfianzas y deseos de dominar esta realidad  que los “desafiaba”. Deberían encontrar un relato, un mito fundante (hombre = bien; mujer= mal) que opacara todo este poder de las mujeres y esto los tranquilizaría [2].
El mito es la explicación  del porqué se ha llegado a una situación. Lo que una cultura considera válido tiende a ser aceptado sin crítica alguna por el conjunto, y por el contrario lo temido, lo que angustia, se rechaza y desaprueba.
La tradición Judeo cristiana en la civilización occidental hereda mitos de las religiones arcaicas y los recupera como medios para perpetuar las estructuras patriarcales.  
Cuánto tiene que ver la imagen devaluada  de las mujeres (invisibilizadas, con sus cuerpos y su sexualidad expropiada, reducidas a objetos subordinados a la voluntad de otros, etc)  con las construcciones míticas que explican el origen de los seres, la existencia del bien y el mal. Desde nuestra aparición en el mundo a través de un hombre: Adán, nuestra relación con la serpiente (malvada y corruptora),  hasta el mito judeo cristiano del Edén donde la mujer seduce al hombre y lo induce al pecado, y  así Adán pasivamente, sin ninguna culpa, comete el “tropiezo” sumiendo a toda la humanidad en destinos impensados. Advirtiéndonos que  no es ni más ni menos que la búsqueda del placer sexual lo que nos ha hecho merecedores/as de esos castigos.
Cuánto tiene que ver la  superioridad de los varones en nuestras sociedades con el mito de la masculinidad de dios que es una construcción patriarcal y ha servido para que se acepte la dominación masculina.
El mito es siempre una construcción cultural,  usada por el poder dominante que afecta las relaciones sociales, las condiciona. No interpela a una persona sino al conjunto social,  da una visión de la vida, las relaciones y el mundo, brinda seguridad al grupo social. Cabe agregar: da seguridad de autoridad y dominio al grupo social al que considera “objeto de su destino” y brinda aceptación de dominación a lo que no pertenezca a él. Es decir que cumple estas funciones de contención y unificación. Esto es importante de resaltar porque es una condición fundamental para entender como funcionaron los mitos en el contexto del patriarcado, que es el tema que nos ocupa.


MITO y MODERNIDAD

El mito moderno es más disimulado. Una característica del mito moderno es la de instalarse en las estructuras académicas-científicas, en el lenguaje, en los medios de comunicación, refranes,  literatura, a través de juegos, en el deporte, las canciones, el teatro y la danzas. Los personajes de las tele-novelas, el cine  y de la televisión en general invitan a compartir representaciones que calman las angustias de los seres humanos marginados, así se naturalizan violaciones y se calman intentos de reclamos de justicia.  Para ver como se ubica una sociedad patriarcal hay que observar las manifestaciones artísticas – Pichón Riviere
Claro que para que en todas las culturas, en todos los lugares las mujeres seamos consideradas inferiores a los hombres hay varias concurrencias:

 En primer lugar están los mitos, y a través de ellos se fundamentan:

1)    El Lenguaje que lleva en sí un discurso de dominación hacia las mujeres, transmitiendo muchos de estos mitos concentrados El lenguaje, consolidando en los mitos nos invisiviliza – todo es masculino - y nos otorga el lugar de la opresión hasta en los compendios de significados de la palabras (diccionarios). La Real Academia Española en su  Diccionario de la Lengua Española – vigesima primera edicion, 1992 – se “modernizó” y define la palabra “dueña” como mujer que tiene el dominio de una finca o de otra cosa; y la palabra “dueño” como “el que tiene dominio o señorio sobre personas o cosas”. El lenguaje es político y a través de él se construye una visión del mundo.

2)    Estructuras que nos excluyen de la participación o de los espacios de poder (económico, político, cultural y científico).

3)     El pensamiento dicotómico sexualizado y jerarquizado. Se establecen  diferentes planos de  comportamientos para varones y para  mujeres [3],  seguidamente se establece: estos son los rasgos valiosos (los que supuestamente son propios de los varones) y estos los disvaliosos (los que supuestamente les son propios a las mujeres) .Estos estereotipos, están forjados en la tradición cultural mitica.

No podemos dejar de ver que detrás de ideologías, partidos políticos y religiones que dicen buscar el bien, la libertad y la justicia se esconden creencias que responden a regresiones grupales, emocionales, míticas. ¿Qué sino son los horóscopos? ¿Qué es la divinización del estado o la raza? ¿Qué es la institución de la prostitución establecida y naturalizada en sociedades que proclaman defender  los DDHH?   ¿Cómo explicamos el derecho que se les adjudica a los varones prostituidores a consumir personas como si fueran objetos?
A través de todas estas expresiones se revela una creencia implícita,  que está organizada o lleva  a la creación de mitos. El lugar socio político  y cultural del que se apropiaron el conjunto de los varones está sustentado en los mitos de la superioridad masculina.


Mitos y patriarcado

Así el patriarcado se consolida sexista y androcéntrico, pero también clasista, racista, imperialista, homofóbico, prostituyente. Imponiendo la monogamia, la sexualidad falocrática, la heterosexualidad obligatoria,  y la división de las mujeres para desestructurar resistencias (santas y putas  / privadas y públicas). Pero sobre todo constituye un contrato: todos los varones son “dueños” de los cuerpos de todas las mujeres [4]. El contrato sexual, pacto entre varones heterosexuales para permitirse el acceso a los cuerpos de las mujeres. 
En este marco, la sexualidad de los varones se constituye  y construye prestigio entre sus pares  demostrando superioridad y domino sobre los cuerpos femeninos, esto  se instaura en las bases de la masculinidad. El sexismo es la ideología de la supremacía masculina. Así se construye un prototipo de varón fálico narcisista, un ser preocupado por logros y  urgencias que se enmarca en la “sexualidad irreprimible” y  la solución violenta de sus conflictos. Más apegado a los logros que a los vínculos. Toda esta violencia está promovida e institucionalizada por el Estado.
El sexismo nos arrincona  a las mujeres en lo que Marcela Lagarde llama: “Los cautiverios de las Mujeres: madre-esposas, monjas, putas, presas y locas”  y  nos deja una reflexión que hacemos propia: descubrir nuestros cautiverios es el primer paso para abandonarlos
La aceptación de los mitos nos impide vernos en la diversidad, reprimen una mirada sobre nuestras semejanzas y nuestras diferencias y nos dificultan entender que éstas no pueden significar desigualdades.
Hay mitos que siempre fueron absolutamente degradantes y que se utilizaron como medio de dominio y sumisión. En el S XXI no lo podemos dejar de denunciar y asumir la necesidad de hacerlos desaparecer de la conciencia colectiva.


MITOS SOBRE LA PROSTITUCIÓN
Esta cultura sexista misógina y prostituyente, asociada hoy más que nunca al sistema capitalista que convierte todo en mercancía, construye mitos donde se sustenta la institución de la prostitución. La prostitución es la comercialización de la subordinación femenina [5]. Los mitos sobre la prostitución instalan su naturalización [6]:

Es el oficio más viejo del mundo
Es una forma sencilla de ganar mucha plata
Lo hacen porque les gusta
Todas las mujeres son putas
Son mujeres de vida alegre
Si no hubiera prostitución habría más violaciones
Legislar sobre prostitución (ya sea reglamentándola, con libreta, registrando a las mujeres que son víctimas) protege a las mujeres en situación de prostitución
La prostitución vip es libre elección. No es lo mismo que la prostitución de las mujeres pobres
Se prostituyen para darle a comer a sus hijos/as
La prostitución es un trabajo
Es elección libre, lo hacen de manera voluntaria
Prohibir la prostitución es lo más digno para la sociedad
La mujer como provocadora y el varón como victima no responsable
 A través de todas estas expresiones se revela una creencia implícita: la subordinación de los cuerpos de  las mujeres  al servicio de los varones y con ellas la subordinación de las/os niñas/os, travestis, transexuales, transgéneros, basada en creencias míticas. Estos mitos  fueron analizados y des -mitificados por la Campaña Abolicionista “Ni una mujer más víctima de las redes de prostitución” de la que formamos parte.
Estos mitos son construcciones “tranquilizadoras” que pretenden justificar y “romantizan” una explotación, una violencia extrema sobre los cuerpos. Así son hoy naturalizadas la prostitución, la pornografía, el uso de los cuerpos para la explotación sexual, por gran parte de nuestras sociedades. Estas explotaciones están industrializadas y globalizadas, son altamente rentables, al punto de estar compitiendo con el tráfico de armas y de drogas.
Realizamos muchísimos actos degradantes en nombre de la cultura, el endiosamiento de clases sociales, grupos de poder, costumbres. Nombramos  a “la cultura”, como si esta no tuviera aspectos positivos y otros repudiables. El cambio cultural avanzaría si   comprendiéramos que debemos luchar para que todas las construcciones culturales que perjudiquen sean eliminadas. De esta manera  la prostitución  puede ser  ABOLIBLE y el mal que la acompaña: la trata de personas para la explotación sexual, se reduciría sensiblemente.
Los mitos no son inmutables sino que son fluidos e interpretables. Por ello a la hora de desentrañarlos debemos tener una gran reflexión proponiendo una actualización, un intercambio igualitario y el debate.
Este androcentrismo ha producido una ingente cantidad de mentiras. Son las “falacias viriles” de las que habla Kate Millett. Algunas de las mentiras, repetidas durante siglos, están tan arraigadas que resulta difícil incluso detectarlas. Ésta es la razón por la cual el feminismo se puso a desmontar los saberes heredados, puesto que servían ideológicamente para perpetuar la dominación masculina. Por eso Amelia Valcárcel insiste en que el pensamiento feminista forma parte de lo que se denomina “la ética de la sospecha” como fórmula de acercarse al saber [7].
No podemos olvidar, y denunciamos aquí,  que este poder masculino así construido tiene un último recurso por si no le alcanzan estos disciplinamientos “ideológicos” que hemos expuesto, y esa arma es  la violencia, los femicidios.  
Desde nuestra mirada y nuestra militancia apostando a que los DDHH sean también para las humanas, adherimos a  los ideales del Abolicionismo  y estamos convencidas  que éstos serán tomados por toda la sociedad, para poder construir un mundo sin explotación, sin opresión y sin prostitución.
Los y las  invitamos a sumarse.











BIBLIOGRAFIA:
Los Mitos – Pedro Geltman
Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas, locas – Marcela Lagarde
Hacia una crítica del poder patriarcal – Celia Amorós
Feminismos para principiantes – Nuria Varela
La industria de la vagina – Sheila Jeffreys
Todos los intercambios con nuestras compañeras y amigas del feminismo militante: Marcela Franco, Nora Pulido, Magui Bellotti, Marta Fontenla, Argentina Ascona, Margarita Peralta, Edith Costa, Liliana Azaraf.. ..y tantas otras


[1] Leyenda: está  cerca del mito, a veces se basan en él
   Fabula: son protagonizadas por animales de conducta humana que contienen un mensaje moral.
   Cuentos: son ficciones sencillas que transmiten valores

[2] Desde la Antigüedad, numerosas han sido las figuras de mujeres destructoras, malvadas, que han usado sus encantos para seducir y, de paso, destruir a los hombres. La dualidad que identifica al hombre con el bien y a la mujer con el mal ha estado siempre presente: en la mitología grecolatina, poblada de sirenas, sibilas, brujas y hechiceras, y en la tradición judeocristiana, que en libros como el Génesis y elApocalipsis relaciona a la mujer con la serpiente y la presenta como bestia o prostituta. "El género femenino, en los albores de la humanidad no desempeña otro papel, según testimonian múltiples pasajes, sino el de encarnar la fuerza del mal" (González Ovies, 1994: 353). A la mujer se la identifica con la astucia, la monstruosidad, la locura, y con el empleo de artimañas y trampas para llevar al hombre a la destrucción. Así, dada esta inclinación de las féminas al mal, al pecado y a la debilidad, que les impide enmendarse, surgen toda una serie de castigos y correctivos que hacen recaer sobre ellas el peso de la justicia –tanto humana como divina-, con el fin de restablecer el orden y la moral.
El imaginario patriarcal ha representado tradicionalmente a la mujer ciñéndose a la rígida dicotomía virgen-prostituta. Existía un tipo de mujer pasiva, abnegada, sometida al varón, de rasgos angelicales, y otra más orgánica, activa, fuerte y carnal, a la vez fascinante y dañina para el hombre, que alcanzaría una de sus mayores expresiones en el mito de la mujer fatal, que se desarrolla en el siglo XIX, como producto de una época de grandes cambios sociales (Dijkstra, 1994; Volpatti, 1994). 


[3]  Los hombres mandan y tienen poder / Las mujeres obedecen y respetan
   Los hombres son fuertes y no lloran / Las mujeres son débiles y emotivas
[4]  “El contrato Sexual” -  Carole Pateman
[5] La industria de la vagina – Sheila Jeffreys
[6] Mitos analizados por la Campaña Abolicionista “Ni una mujer más víctima de las redes de prostitución”
[7] Feminismos para principiantes – Nuria Varela

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