lunes, 18 de marzo de 2013

Ponencia: “La política social en tela de juicio”. Análisis del trabajo realizado con niñas y adolescentes en situación de explotación sexual en un barrio de la Ciudad de Buenos Aires." Expositoras: María Fernanda Cabello; Astrid Janson y Nadia Polanco




TERCERAS JORNADAS NACIONALES ABOLICIONISTAS SOBRE PROSTITUCIÓN Y TRATA DE MUJERES Y NIÑAS/OS
2012







Ponencia: “La política social en tela de juicio”. Análisis del trabajo realizado con niñas y adolescentes en situación de explotación sexual en un barrio de la Ciudad de Buenos Aires.


Expositoras:

-María Fernanda Cabello laje18@hotmail.com
Lic. en Trabajo Social. Integrante del Equipo Coordinador de un Programa de atención a niñas, niños y adolescentes, del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
-Astrid Janson astridjanson@hotmail.com 
Lic. en Trabajo Social. Integrante del Equipo Coordinador del Programa de atención a niñas, niños y adolescentes, del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
-Nadia Polanco  nadia_polanco@yahoo.com.ar  
 Lic. en Trabajo Social. Integrante del Equipo Coordinador del Programa de atención a niñas, niños y adolescentes, del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.


 Eje temático 7: Atención y restitución de derechos a las víctimas de trata y prostitución


En la presente ponencia analizaremos una experiencia de trabajo desarrollada desde distintos organismos gubernamentales. La misma fue realizada con niñas y adolescentes que se encontraban en situación de explotación sexual en el barrio de La Boca, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El acompañamiento de algunas de las niñas comenzó en el año 2006 y continúa hasta la actualidad, transitando durante el año 2012 por el Juicio Oral, en el cual se dictó condena a algunos de los proxenetas y prostituyentes.
Esta situación resulta paradigmática, permitiendo reflexionar acerca de la problemática de explotación sexual, su conceptualización, las formas en las que se presenta, las políticas públicas y metodologías de abordaje necesarias.
A continuación desarrollaremos un relato de la situación, analizando los ejes recién mencionados.
En el año 2006, se contactó desde un programa que trabaja la problemática de explotación sexual, a una niña de 12 años de edad, a través de un llamado telefónico por parte de la escuela a la que concurría. A partir del trabajo con la adolescente, se comenzó a tomar conocimiento de la existencia de una posible red de explotación sexual. Debido al relato de la niña, se realiza un ingreso a un Centro de Atención Transitoria. Cabe señalar que dicho relato era desestructurado, fragmentado, ubicándolo en tiempo y espacio de manera confusa. La forma en que estos relatos aparecen, es característica en situaciones traumáticas, influyendo también, los prejuicios e imaginarios que circulan socialmente en relación a la prostitución, lo cual produce sentimientos de vergüenza y culpa. Es importante tener en consideración las formas en que estos discursos pueden expresarse y no desestimarlos. En muchas ocasiones, desde las instituciones, existen dificultades para realizar las intervenciones adecuadas, al no poder comprenderlos o descreer de los mismos.
Por lo tanto, fue relevante el rol de la escuela de informar al organismo de protección de derechos correspondiente, ya que permitió que se habilitara la posibilidad de intervención desde diferentes instituciones, logrando además realizarse la primera denuncia penal, en relación a estos hechos.
            La niña ingresa a un Hogar convivencial. Luego de un año de alojamiento, se toma conocimiento de que se encontraba faltando a la escuela. Cuando desde dicho Hogar se indaga sobre la situación, la niña comienza a relatar que durante ese período, continuó siendo contactada por prostituyentes y proxenetas, y que por su intermedio, habían expuesto a situaciones de explotación sexual, a otra niña con quien se encontraba alojada en la misma institución. Esto pone en evidencia los modos en que tanto los prostituyentes o los proxenetas suelen captar niñas, abusándose de las situaciones de vulnerabilidad en las que las mismas se encuentran. En muchas ocasiones,  concurren a las instituciones donde concurren las/os chicas/os (escuelas, hospitales, centros de día, paradores, programas gubernamentales), incluso presentándose ante los equipos de trabajo, como referentes afectivos de las mismas. Esto refleja el nivel de impunidad con el que estos hombres pueden circular por las instituciones, así como también la falta de capacitación y los niveles de naturalización en relación a la problemática de explotación sexual, que dificulta la realización de evaluaciones, a fin de poder tomar las medidas de resguardo necesarias. A su vez, el imaginario social que existe en relación a los proxenetas, impide a estas instituciones visualizar que los mismos pueden acercarse a estos lugares. 
Las vinculaciones con las niñas, eran realizadas a través de internet y por medio de teléfonos celulares que eran provistos por los proxenetas. Las situaciones de explotación sexual se producían en casas particulares o en automóviles, siendo contactadas en las diferentes instituciones por las que transitaban (escuela y hogar). Esta nueva información fue aportada a la Unidad Fiscal para la investigación de delitos contra la integridad sexual. Es relevante mencionar, la importancia de suministrar a la justicia, toda aquella información que va recabándose.

            A partir de que se toma conocimiento de estos hechos, se promovió que la niña comience un tratamiento terapéutico en un lugar especializado en situaciones de maltrato y abuso sexual. Se considera sumamente necesario, el acceso a un espacio de terapia donde poder trabajar las situaciones traumáticas vivenciadas. Cabe resaltar, que no siempre es posible que las/os chicas/os asistan a estos espacios, siendo necesario trabajar con ellas/os la necesidad y su deseo de acceder a los mismos, así como también garantizar las condiciones materiales, que permitan sostener el tratamiento. Es necesario articular acciones, manteniendo comunicación con dichos espacios, incluyéndolo en la estrategia general de trabajo.
            Asimismo, se trabajó con la niña en la problematización de las situaciones de explotación sexual,  desnaturalizando los vínculos abusivos con algunos prostituyentes. Sin embargo, continuaba referenciándose subjetivamente desde un vínculo afectivo con uno de estos hombres, quien mantenía una relación de “padrinazgo” con ella y su grupo familiar. En ese momento, ya se detectaban ciertos indicadores, que daban cuenta de una relación de sometimiento y desigualdad con este hombre, por lo cual desde las instituciones intervinientes, se empezó a indagar acerca del rol que ocupaba el mismo, en las posibles situaciones de explotación sexual.
            Se continuó profundizando con la niña en entrevistas individuales y en su espacio terapéutico acerca de la vinculación con este hombre. A partir de su  pedido de poder seguir contactándose con el mismo, se realizaron acciones con el fin de fundamentar la hipótesis de que funcionaría como explotador sexual, y a garantizar medidas de resguardo para la niña. Entre las acciones desarrolladas, se realizó una entrevista al mismo desde un organismo público y a referentes territoriales, a fin de ampliar el conocimiento de las situaciones de explotación sexual en la zona. Se articuló con diferentes instituciones como la Defensoría Zonal, la Asesoría General Tutelar, Fiscalías, Juzgados de Instrucción.
            Tomando en cuenta lo mencionado anteriormente, es importante comprender, que a pesar del impacto que pueda producir en los diferentes equipos de trabajo, los explotadores y/o prostituyentes pueden aparecer en los relatos de las/os chicas/os como referentes afectivos, identificando a los mismos de manera positiva desde un lugar de cuidado y protección, incluso manifestando deseos de vincularse con ellos.
Las situaciones de explotación sexual pueden presentarse de diversas formas, más allá de las que aparecen en los imaginarios sociales. En los mismos solo se identifican determinadas modalidades, asociadas a ámbitos prostibularios, a situaciones de privación de la libertad, a situaciones de trata. Resulta dificultoso reconocer como explotación sexual, a situaciones de abuso como la desarrollada hasta el momento. Este imaginario social produce que queden por fuera otras formas en que dichas situaciones pueden producirse. En este caso particular, las niñas y adolescentes se encontraban viviendo junto a sus grupos familiares, concurrían a diversos espacios como la escuela, centro de salud, organizaciones barriales. A su vez, los proxenetas/ prostituyentes se presentaban como referentes afectivos de las niñas, y ocupaban un lugar central en sus grupos familiares. A esto se suma, que las acompañaban en sus vidas cotidianas, generando espacios de “escucha y contención”, las incluían en espacios laborales en sus propios locales comerciales, estaban presentes en momentos significativos, poniéndolas en contacto con sus propias familias, promoviendo incluso un vínculo con sus hijas. Asimismo, intervenían ante situaciones de violencia por parte de los familiares de las niñas y adolescentes, configurándose como “protectores” que les posibilitan una “vía de escape” de estas situaciones.
Esta forma en que se han presentado las situaciones de explotación sexual, se caracterizan por su complejidad, presentándose los vínculos con los proxenetas/prostituyentes de forma extremadamente contradictoria, utilizando mecanismos de sometimiento de gran perversidad. Estos últimos, producen el silenciamiento en las niñas y en sus grupos familiares. Esta obturación de la palabra, sumada a la falta de herramientas en las instituciones para detectar indicadores a partir de otras formas de expresión, trae aparejadas diversas consecuencias. Se presentan dificultades en torno a la realización de los procesos de evaluación, a la generación de estrategias de intervención,  a entender la problemática de explotación sexual como tal. Lo anteriormente planteado, brinda un marco de impunidad, que da lugar al sostenimiento de esta problemática.
Las intervenciones realizadas posteriormente al ingreso de la niña al Hogar, muestran la necesidad de dar continuidad al trabajo, sin presuponer que sólo el ingreso a una institución y la separación del contexto territorial de explotación sexual, se traducirían en una modificación de la situación. Se pone en cuestión entonces, la idea de “rescate”, que supone que al realizar esta acción, se pondría un corte definitivo a las situaciones de explotación sexual. Por ello, es necesaria la comprensión de la noción de proceso y de trabajo a mediano/ largo plazo.
            Un tiempo después, a partir de las articulaciones realizadas con organizaciones del barrio, una referente territorial se pone en contacto para informar la existencia de otras niñas y adolescentes, que se encontraban en situación de explotación sexual en la misma zona. Cabe señalar que se llegó a la conclusión de que las mismas, habían sido mencionadas en los relatos de las otras niñas y adolescentes con las que se venía trabajando.
            Se intenta contactar en forma directa a las niñas y adolescentes mencionadas por la referente barrial. Sin embargo, esto resultó complejo por diversas razones. La situación de explotación sexual se encontraba muy naturalizada entre los/as vecinos/as del barrio, y asimismo dejaron de concurrir a la organización donde estaban asistiendo. Con el objetivo de lograr un acercamiento a la situación y a las adolescentes, se articuló con instituciones gubernamentales que habían intervenido previamente. De dichas articulaciones, se obtuvieron diversos datos que confirmaban la situación de explotación sexual, como así también aparecían los mismos nombres de posibles prostituyentes y proxenetas, que en la información obtenida anteriormente por las otras niñas. Es de esa manera como comienza a unirse la información. La modalidad en la que operaban los hombres que aparecen con estos nuevos datos, era la misma que la explicitada por las niñas alojadas en el Hogar. Estos hombres eran aquellos mencionados como “padrinos”. Dichos padrinazgos consistían en la inserción dentro del grupo familiar, proveyéndolos de recursos materiales, y generando un vínculo de “contención”, aprovechándose de la situación de vulnerabilidad por la que se encontraban transitando. Estos “padrinos” abusaban sexualmente de las niñas y adolescentes de las familias y las contactaban con otros prostituyentes.
Al comenzar a unir la información, se tomó conocimiento de que muchas de las instituciones que trabajaban con las niñas y adolescentes, naturalizaron  esta situación, así como otras no pudieron visualizarla, por lo que no se intervino en relación a esta problemática en particular. Es ante estas dificultades, que se evaluó la necesidad de centralizar, organizar y analizar la información existente. A su vez, se debió trabajar con las instituciones para que puedan identificar lo que estaba sucediendo, exigiendo que se realicen las acciones de protección y resguardo necesarias.
En relación a esto, se enfatiza la importancia de la sistematización de la información y de realizar relevamientos de registros existentes en las diversas instituciones intervinientes a lo largo de los años. A su vez, el trabajo realizado a nivel territorial, permite obtener información acerca del funcionamiento de la redes de explotación sexual, identificando proxenetas y prostituyentes, como así también conocer en profundidad las historias de vida de las/os niñas/os y adolescentes.
Un año después, otra adolescente del barrio de La Boca ingresa al mismo Hogar, donde se pudo percibir que la misma se encontraba sometida a situaciones de explotación sexual, dentro de la red que se viene mencionando. Ratificó los dichos de otras niñas y amplió información en relación a su funcionamiento. A su vez, reconoció al mismo proxeneta planteado inicialmente, identificado como “padrino” de la otra niña que se encontraba en el Hogar. Dada la evaluación que se realizó en relación al nivel de exposición de la adolescente, se decidió que sea alojada en otra provincia de Argentina. 
Se visualiza la importancia de realizar estas evaluaciones en forma constante, garantizando la posibilidad de ingresos a refugios especializados en la problemática, cuando así lo amerite. En la actualidad, en relación a la problemática de explotación sexual, los refugios existentes están destinados a la atención únicamente de situaciones de trata. Esto deja por fuera otras situaciones que no se definen como tal, pero en las cuales es igualmente necesario un dispositivo de estas características.  
Posteriormente, otra adolescente que vivía en el barrio de La Boca, a quien se acompañaba debido a otras situaciones de explotación sexual, relata que habría sido amenazada por el hombre antes mencionado.
Es importante señalar, que simultáneamente al trabajo realizado, distintas instituciones informaron que podría haber otras niñas y adolescentes posiblemente expuestas a la red denunciada, además de las ya mencionadas.
En relación a los aspectos legales, como se señaló al comienzo, la primera denuncia fue realizada en el año 2006. A lo largo de los años se fueron realizando diferentes aportes en las distintas etapas del proceso judicial.
 En el transcurso del trabajo realizado con las adolescentes, se las acompañó en las distintas instancias judiciales (declaraciones, evaluaciones del Cuerpo Médico Forense, reconocimientos fotográficos, entre otras). Previamente a que concurran a estas instancias, se las asesoraba, poniéndolas en conocimiento sobre el contenido de las mismas, cuáles eran los objetivos, como sería el espacio físico, entre otras cosas. Por lo general, las adolescentes no poseían ninguna información del motivo por el cual habían sido citadas, y se las notificaba con poco tiempo de antelación. En algunas oportunidades, se encontraban transitando por situaciones y momentos muy complejos en relación a los niveles de exposición. Por este motivo, se intentaba pautar nuevas fechas de declaración, postergando las mismas. Esto a su vez, permitía ampliar los tiempos de trabajo referidos a los aspectos antes mencionados.
 Los procesos judiciales suelen ser complejos. Las chicas son citadas en numerosas ocasiones, relatando los mismos sucesos en varias oportunidades. Asimismo, los/as profesionales que trabajan en ese ámbito, poseen escasa formación en temáticas relacionadas a violencia de género, por lo que muchas de sus intervenciones, resultan invasivas, sin tener en cuenta los momentos por los que las niñas y adolescentes se pueden encontrar transitando. Es importante destacar, el impacto subjetivo que pueden provocar en las mismas, generando procesos de revictimización.
Desde la realización de la primera denuncia, hasta la fecha del juicio, han transcurrido seis años. Durante ese período, algunas de las adolescentes cumplieron la mayoría de edad, quedando excluidas del circuito de protección integral de derechos de niñez y adolescencia. Por lo tanto, la mayoría de los programas de atención que venían realizando un trabajo con las mismas, no lo continuaron. En relación a la atención de personas adultas en situaciones de explotación sexual, no existe en la actualidad ninguna política pública, salvo para aquellas catalogadas como trata. Esto produjo que el acompañamiento integral, continúe siendo llevado a cabo por un programa de niñez y adolescencia, debido a que no se cuenta con posibilidades de derivación, una vez cumplidos los dieciocho años, teniendo que sortear los obstáculos que esta situación conlleva.  
Es relevante mencionar, que a lo largo de los años se solicitó al organismo de protección de derechos de niñas, niños y adolescentes correspondiente, que se presente como querellante en la causa penal, a fin de impulsar la misma. La querella fue solicitada tardíamente al poder judicial, y al momento de que la autoridad del organismo debía ratificar el pedido, no lo hizo. Por lo tanto, se llegó a la instancia de juicio oral sin abogado/a querellante.
A principios del año 2011, se toma conocimiento de que cuatro de los hombres involucrados en dicha causa, habían sido detenidos. En el año 2012, comienza a intervenir un tribunal oral en lo criminal, desde donde se dispone la fecha de juicio oral.
Durante el transcurso del juicio, se realizaron distintas acciones en pos de garantizar el resguardo de las adolescentes, trabajando conjuntamente con la Fiscalía y el Tribunal intervinientes. Entre estas medidas, se solicitó que el juicio se realice sin público, que estén acompañadas en el momento de las declaraciones con una persona de confianza, que se coloque un biombo para impedir el contacto visual con los imputados, que se asigne custodia. Asimismo, se promovió que las declaraciones de las adolescentes que se encontraban en otras provincias, sean vía teleconferencia y se sugirieron cronogramas de declaración, a fin de no exponer a las adolescentes.
Por otro lado, se realizaron reuniones con aquellas personas que estaban citadas a declarar, tanto adolescentes y jóvenes que se encontraban expuestas a la red, como así también profesionales de las instituciones que trabajan con ellas. Es importante recalcar, siendo que pocas veces es tomado en consideración, que los procesos de declaración pueden generar momentos de ansiedad, temor y estrés para los/as trabajadores/as que acompañan a las adolescentes. Resulta imprescindible, generar espacios dentro de los distintos programas e instituciones, donde trabajar sobre estos aspectos.
Se articuló con organizaciones que militan contra la problemática de explotación sexual, a fin de pedir asesoramiento en base a experiencias de juicios previos, así como de obtener apoyo político, visibilizando ante la Justicia que las adolescentes se encontraban acompañadas y que se estaba siguiendo el proceso judicial.    
En este mismo sentido, como trabajadoras y trabajadores del Estado, y formando parte de la junta interna de un sindicato, se convocó desde el mismo a otras organizaciones sociales, partidarias, estudiantiles, a movilizar en los tribunales el primer día de declaración de las adolescentes, y el día que se dictó el veredicto.
En el mes de septiembre del año 2012 se condenó a los cuatro imputados a 23, 21 y 6 años de prisión y 1 año en suspenso.
 A lo largo de esta ponencia se realizó una descripción de una experiencia concreta de trabajo, que abre interrogantes y reflexiones acerca de la definición y el entendimiento de la problemática de explotación sexual, las políticas públicas en relación a la misma, y las metodologías de abordaje que están contempladas en ellas.
La elección del título de la ponencia “La política social en tela de juicio”, no es casual, sino que tiene la intencionalidad de poner en cuestión los supuestos que en ella subyacen.
En el transcurso del trabajo, se evidenció la imposibilidad de diferentes instituciones de nombrar y definir las situaciones descriptas como explotación sexual. Analizando esta dificultad, se identificaron algunas variables que habrían operado. Entre estas se encuentran la forma en que se conjugan los mecanismos de sometimiento, los altos niveles de silenciamiento, la impunidad existente, así como también que la forma en que se presentaba, no siempre se encuadraba en lo que los imaginarios sociales suelen definir como explotación sexual.
  Lo  anteriormente señalado, se sostiene en esta sociedad organizada en base a sistemas de dominación y opresión, que generan relaciones de desigualdad. La legitimación de las situaciones de explotación sexual, incluso en niñez y adolescencia, la falta de problematización de las mismas, las prácticas institucionales que dan lugar a la reproducción de las desigualdades, tienen su fundamento en el sistema patriarcal.
En el desarrollo de la práctica, surgieron los siguientes interrogantes ¿Cómo se conceptualiza la explotación sexual?, ¿Quién define a la misma?, ¿Por qué se define de determinada manera?, ¿Cómo se traducen las delimitaciones de la problemática en lineamientos para una política pública?
En relación a las políticas públicas y las metodologías concretas de abordaje, a lo largo del acompañamiento de las niñas y adolescentes, se pusieron en evidencia determinadas falencias, dificultades, supuestas imposibilidades, fragmentaciones, que caracterizan a los circuitos de intervención del sistema de protección integral de derechos, al sistema judicial, entre otros. ¿Cómo trabajar en estos contextos? ¿Qué respuestas pueden generarse? Así, se lograron pensar formas de abordaje alternativas, llevando a la necesidad de teorizar y conceptualizar la problemática, partiendo de las realidades concretas en que la mismas se presentaban.
Desde las políticas públicas, se suele visualizar a los sujetos de forma fragmentada, lo cual lleva a pensarlos desde un aspecto en particular, ligado al ámbito de intervención (salud, educación, justicia, etc.), perdiendo la posibilidad de incluir otras dimensiones. En este sentido, es importante tener una perspectiva amplia e integral. Esto implica, que más allá de los abordajes específicos por el área que a cada institución le compete, se tenga en cuenta en el análisis y en el diseño de la estrategia, la situación de las/os niñas/os y adolescentes y su contexto general. La integralidad comprende diferentes planos. Por un lado, considerar los diferentes aspectos particulares que atraviesan a las niñas y adolescentes. Por el otro, tener en cuenta otras dimensiones más generales, como el trabajo territorial, la articulación institucional, la centralización de la información, entre otras.
Desde las políticas públicas existen expectativas y demandas hacia las/os niñas/os y adolescentes. Se les exige que relaten las situaciones vividas, cuando las mismas siempre se produjeron en un contexto de silenciamiento. Se espera que puedan acceder a un tratamiento terapéutico, que estén dispuestas/os a ingresar a un refugio, que puedan ir a declarar. Es decir, se les exige que puedan sostener encuadres que las instituciones les van imponiendo, demandando la adaptación a lo instituido.  Todo esto se espera desde una construcción ideal, que no contempla los procesos que las/os niñas/os y adolescentes pueden estar atravesando. No se pone la mirada en la complejidad que todo esto implica, y en la necesidad de realizar acciones institucionales, y a su vez de trabajo subjetivo para que eso sea posible y pueda ser sostenido en el tiempo.
A pesar del dificultoso proceso por el que debieron atravesar cada una de las niñas y adolescentes y de los obstáculos institucionales, se pudieron generar estrategias, entrevistas, medidas de protección, articulaciones, acciones de cuidado, todas intervenciones tendientes a modificar la situación. Todo esto fue llevado a cabo en un marco signado por la desprotección estatal.
 A lo largo del trabajo desarrollado, se hizo hincapié en lograr que tanto  las niñas y adolescentes, como las organizaciones e instituciones, puedan  problematizar lo naturalizado. El camino recorrido fue arduo, atravesando situaciones de mucha complejidad, intentando entender lo inentendible y transformar lo instituido.
¿Se pueden lograr cambios en un  contexto marcado por el patriarcado y el capitalismo? En la búsqueda de estas respuestas, aparecieron diversas posturas, formas de entender la realidad, posiciones encontradas.
Entender la problemática desde una postura abolicionista, abrió líneas de pensamiento y acción, promoviendo la exigencia del cumplimiento de las políticas públicas, la organización, la articulación en la lucha para transformar el sistema patriarcal, que incentiva a seguir luchando para que exista un mundo sin explotación.  

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