lunes, 18 de marzo de 2013

Ponencia: "El poder de los medios de comunicación; Discursos que producen desigualdad social y violencia hacia la mujer." Expositora: Gisel Elvira Barboza



TERCERAS JORNADAS NACIONALES ABOLICIONISTAS SOBRE PROSTITUCIÓN Y TRATA DE MUJERES NIÑAS/OS
2012



Ponencia: El poder de los medios de comunicación; Discursos que producen desigualdad social y violencia hacia la mujer.

Expositora: Barboza Gisel Elvira
Correo electrónico: gevy1987@hotmail.com
Datos biográficos: Actualmente me encuentro en 4 año de la Licenciatura en Trabajo Social de la UNLP. Y a lo largo del año pasado y el presente he  estado cursando seminarios y talleres en relación a la cuestión de género, y las normativas que apuntan a la “no violencia contra la mujer”. En este sentido, he conocido diversas organizaciones del Gran Bs As, los cuales trabajan en pos de la liberación de la mujer, y su participación política en la sociedad. En lo personal, me interesa la temática, ya que también estuve trabajando a modo de experiencia y intervención en un centro de nutrición, llamado “Nutrir la vida”. En el cual planifique talleres con los demás profesionales, relacionados a la cuestión de la violencia que se produce a la mujer en ámbitos micro y en espacios públicos, como por ejemplo por los medios de comunicación.
Eje temático: IX.- “Medios de comunicación”


Resumen
En la sociedad Argentina se visualizan prácticas tendientes a producir la heterogeneidad social entre hombres y mujeres. Así pues, en el imaginario social se reproducen y naturalizan discursos sobre la condición de ser mujer, y su funcionalidad en la sociedad.
En este sentido, los medios de comunicación presentan discursos legitimantes sobre el consumo, permitiendo la negociación del “mercado de mujeres”. De esta manera, la mujer en la sociedad es vista como “objeto” que los consumidores pueden comprar, ya que los medios emiten programas y discursos que promueven la mercantilización de la mujer. Sin embargo, estos mencionan la no tolerancia sobre la mujer que se prostituye, pero terminan siendo el medio de trasmisión que denota a la mujer como objeto sexual, lineándole funcionalidades de índole patriarcal.
El caso es que la discriminación contra la mujer es una realidad muy difundida que se perpetúa por la supervivencia de estereotipos, prácticas machistas, creencias culturales y religiosas que perjudican a la mujer en su integridad física y psicológica. Este tipo de violencia se encuentra soslayada en diversos ámbitos socioculturales; los cuales son producto de la coyuntura histórica y social, que intensificada por los medios no permiten un trabajo en pos de soluciones económicas y sociales para las mujeres que se prostituyen.
Introducción
En el presente artículo se abordarán las representaciones sociales de violencia hacia la mujer, las cuales se encuentran naturalizadas a partir de factores coyunturales y patriarcales que originaron la desigualdad social en relación al rol de la mujer en la sociedad.
Teniendo como objetivo, analizar la reproducción de discursos legitimantes hacia la mujer a través de los medios de comunicación. Ya que dicho discurso se encuentra cargado de  representaciones simbólicas que  tienden a reproducir en la sociedad, discursos negativos sobre la figura de la mujer.
Intentaré elucidar el poder que los medios de comunicación poseen para legitimar los discursos, naturalizando la violencia, practicas “machistas”y el negocio de la explotación sexual  en relación a la mujer y su lugar en la sociedad.  Ya que el patriarcado como forma de organización social, constituyo que la mujer en su cotidianeidad viva imbuida de estándares machistas, que suelen cosificarla en su ámbito cotidiano e institucional.

El imaginario social: La violencia de género es un problema social y político
Referenciando a Violeta Correa, entiende por violencia de género a las atribuciones que la sociedad y cada cultura le asignan a los seres humanos en función de su sexo y su funcionalidad. Esto provoca la creación de rótulos, estigmas e inferioridad a ciertos sujetos ya sea por su condición de ser mujer, o victimas de explotación y cosificación como la prostitución y la trata. Las cuales son más vulnerables y propensas a recibir juicios de valor, y violencia física, no problematizando su realidad económica-social.
De esta manera, los medios de comunicación propagan un “tipo” y estereotipo de mujer; considerándola como un mero objeto sexual, sin adentrarse en las problemáticas que acaecen, ni en el juicio de valor que repercuten como carga simbólica sobre la figura de la mujer.
En la República Argentina, como en América Latina, el sistema capitalista se ha encargado de propiciarle a la mujer un rol de “madre y sostén del hogar”. Produciendo de esta manera la reproducción de la fuerza de trabajo; ya que es ella la que se encarga de los quehaceres del hogar y del trabajador. Generando así mayores ganancias para el modelo “Capitalismo Machista”, y desventajas sociales-económicas para las familias.
En este sentido, el Estado debería hacerse cargo, y garantizar derechos y soluciones para accionar y contribuir a cambios resolutivos en la vida de las mujeres víctimas de la prostitución.  Referenciando a Luis Bonino, es importante concientizar a la sociedad, y fomentar que las prácticas de violencia se  encuentran indivisibilizadas en el medio social de “forma general”. Ya que dichas acciones se presentan cotidianamente en los ámbitos privados y públicos, como en las familias, en los medios de comunicación, en el trabajo, en las escuelas, entre otros. Ante esta situación es considerable destacar, que la sociedad se encuentra estructurada por un imaginario social, que no le permite problematizar, sino que por el contrario, los sujetos apropian discursos que no son suyos, y los naturaliza.
El imaginario social que se presenta en la sociedad no es algo especulativo, sino que como plantea Cornelius Castoriadis, son representaciones esencialmente indeterminadas, ya que se encuentra sujetado a lo social, cultural, religioso, histórico. De esta manera, Castoriadis enfatiza que “La sociedad actual es la que infantiliza constantemente a todo el mundo, mediante la fusión en el imaginario con entidades irreales, como los jefes, las naciones, los cosmonautas, los ídolos”. (Castoriadis, 1983, pag 37) Asi pues , los sujetos de manera autónoma, deciden, se apropian de conceptos y los subjetivan; los cuales reproducen sus formas de pensar, sus creencias, discursos trasmitidos desde pequeños, que repiten sin cuestionarlos. 
Las “entidades irreales” que se presentan a la hora de concebir la figura de la mujer, son diversos; como la moda, el estereotipo de cuerpo delgado, la mujer como objeto sexual y mercancía, la mujer sumisa, delicada y callada. Estas representaciones se presentan desde un principio en las familias; luego se fomentan en ámbitos públicos, como por los medios de comunicación que imparten noticias y visiones machistas, enraizadas en la “separación espacial”, y no visualizando que detrás de toda mujer que se prostituye, existe un “sujeto “con objetivos y anhelos. Castoriadis plantea que el poder actual consiste en que los sujetos sean vistos como objetos que se pueden negociar, individualistas, y autómatas, desfavoreciendo el reconocimiento de sí mismo, como sujeto activo, autónomo y participe de su cambio.
El poder de los medios de comunicación
“Es preciso comprender como las grandes estrategias de poder se incrustan, hallan sus condiciones de ejercicio en microrelaciones de poder…Designar estas microrelaciones, denunciarlas, decir quien ha hecho que, es una primera transformación del poder. Para que una cierta relación de fuerzas pueda no solo mantenerse, sino acentuarse, estabilizarse, extenderse, es necesario realizar maniobras…” (Foucault, 1977)
El autor hace referencia que el poder existe cuando está en actividad, y este se ejerce sobre personas libres y diferentes. El poder es pura estrategia, ya que contribuye a generar un tipo de dominio sobre los sujetos. En este caso, los medios de comunicación simbolizan un poder que está legitimado por la sociedad, ya que a partir de la mercantilización, los sujetos somos consumidores activistas del mercado.  Los medios de comunicación ejercen el poder a través del discurso, en lugares microsociales, ya que son los televidentes que desde sus hogares, reciben los mensajes. Utilizan estrategias que no son visibles, manejan dispositivos y tácticas que permiten la entrada y persistencia de los televidentes en la trasmisión. Ya que dentro de cada momento histórico se presentan dispositivos determinantes “de lo que se puede y no se puede hablar”. (Esther Díaz, 1988, pág. 36). Sin embargo el poder del discurso no es neutral, genera en los sujetos, malestar o aceptación; esto implica que el sujeto constantemente este sujetado a determinados posicionamientos porque socialmente se encuentra arraigado al modelo patriarcal, y lo que esto implica en las relaciones humanas como hecho cultural y social.
Foucault  también aclara que no todos podemos ejercer poder, sino que las entidades que lo ejercen, tienen los medios sociales, políticos y económicos suficientes para esta tarea. También considero relevante, mencionar el aporte que hace Mendel Gerard, sobre el concepto de poder. El alude a que el sujeto al nacer, necesita de los vínculos sociales para construir su psiques. Primeramente es necesario del cuidado y trasmisión de valores por parte de la familia, pero en consecuencia es importante que el joven también tenga vínculos sociales, ya que si el sujeto no madura, es decir no sale del ámbito familiar, quiere decir que no tendrá una vida sociable y desarrollada. El sujeto maduro (psicosocial), que ya se ha desarrollado en sociedad, tiene una fuerza antropológica que lo orienta a sentir que los actos son continuidad de sí mismo, como no solo haciéndose responsable del acto, sino también una verdadera apropiación del acto. Esto tiene que ver con el grado de madures, y con la conciencia de todo ciudadano, porque nosotros tenemos el poder de elegir y de eliminar reproducciones discursivas que violentan a la mujer y a su condición de ser en la sociedad. Considero que los sujetos somos capaces de tener una doble mirada sobre la realidad, es importante ser críticos y reflexivos frente a los discursos de los medios de comunicación; lo cual generaría cambios culturales, políticos y sociales en relación al lugar de la mujer en la sociedad, la temática de la prostitución y los factores económicos que inducen a la prostitución.
Discursos de los medios de comunicación que inferiorizan a la mujer
Los medios de difusión se encuentran actualmente en el “boom” de lo moderno y atractivo, ya que la televisión, la radio, los diarios, revistas, novelas, etc., propagan tipos de roles al papel del hombre y la mujer. Estos enmarcan la diferencia espacial entre el hombre y la mujer. Se les asigna cualidades que los separan, como también connotaciones que los representan.
Tal como plantea Mariana Carabajal en Pagina 12, la violencia a la mujer denigra, humilla, desfigura, destruye la autoestima y muchas veces mata. Muchas veces son los medios los que inculcan en el mundo de lo simbólico, una figura de “hombre ganador, y mujer prostituta”, asignándole a ella frases como: “la mujer es mala si decide dar en adopción un niño que nació producto de una violación, o frases como la mujer solo sirve para la cocina y tener hijos”. Estas y otras frases descalifican en su integridad a la mujer, asignándole rótulos que la dañan psicológicamente, y que pretenden convertirlas en simples objetos que no tienen palabras.
A la vez el Mercado, como entidad hegemónica en un patriarcado Capitalista impone lógicas de “fuerte consumo a lo erótico y sexual”, denotando la dominación del cuerpo femenino por el hombre, como también la mercantilización de la intimidad en diversos programas y noticias. Uno de los casos que llama la atención es la publicación en una revista denominado “Test Tyson”; el cual  trae aparejado múltiples significaciones, porque potencia e incentiva la mente del hombre a que “es más hombre” si violenta a la mujer.  En efecto, esto es un insulto a la figura de la mujer, ya que estas connotaciones sobresaltan la ética y la moral, produciendo el apoderamiento y uso de la mujer como objeto.
Freire plantea que “El discurso es una serie de elementos que operan dentro del mecanismo general del poder. En consecuencia, hay que considerar el discurso como una serie de acontecimientos, acontecimientos políticos, a través de los cuales el poder se transmite y se orienta”. (Michel Foucault, 1978). Además los discursos de los medios de comunicación son una problemática urgente a trabajar, porque son estos los que trasmiten discursos transversalizados, que generan la violencia e inferioridad de las mujeres, como también su naturalización y reproducción de contenidos que atentan en contra de la integridad física y moral de las mujeres en la prostitución.
El sistema vacía el lenguaje de contenido, no por el placer de una pirueta técnica, sino porque necesita aislar a los hombres para dominarlos mejor. El lenguaje implica comunicación y resulta, por tanto, peligroso en un sistema que reduce las relaciones humanas al miedo, la desconfianza, la competencia y el consumo.” (Eduardo Galeano, 1998) En este sentido, es importante  que el hombre problematice los discursos que le imponen, ya sea en la escuela, el trabajo, o la familia. Muchas veces el sujeto tiende a apropiarse de discursos que no son suyos, los contextualiza y los reproduce. Esta lógica de reproducción, termina siendo una cadena que no tiene ruptura, ya que se naturaliza en la sociedad. Los programas de TV, la radio, las revistas, trasmiten discursos de carácter legitimado y consensuado por el sector capitalista que domina la sociedad. Ya que nosotros somos sujetos consumidores, que sin querer miramos y nos enganchamos con los programas que tienden a desvalorizar psicológicamente, y adorar corporalmente un cuerpo “perfecto de mujer”. Estos estereotipos sexuales se reproducen, y atraviesan el total de la sociedad, ya que también la moda ayuda a que la mujer se ejercite físicamente para obtener el cuerpo ideal. Estas maneras de violencia son implícitas, y pasan desapercibidas, sin darnos cuenta que estos discursos siguen generando cada vez mas separación espacial y marginalidad.
La violencia machista, “Los Micromachismos”
La alta jerarquización que la sociedad Capitalista ha otorgado al hombre, permite que haya distinción de un género inferior; en este sentido la mujer queda supeditada a un papel detrás de escena. Nadie puede ignorar que la condición económica y social de los sujetos, son producto del modelo Capitalista, que desde siglos fomento el carácter de mujer madre y servicial hacia el hombre, produciendo discriminación y minimización de ella. “La posición de género (femenino o masculino) es uno de los ejes cruciales por donde discurren las desigualdades de poder, y la familia; uno de los ámbitos en que se manifiesta.” (Luis Bonino, 1995)
En los hombres de forma naturalizada suele existir a partir de desencadenamientos históricos y/o culturales, una actitud “machista” hacia la mujer. Muchas veces los comportamientos violentos tienen lugar en el ámbito privado, donde la mujer no puede defenderse por su calidad de serlo. “Estos comportamientos son obstáculos, y también resistencias para la igualdad con las mujeres en lo cotidiano.” (Luis Bonino, 2005)
El autor hace referencia a que la forma de actuar del hombre, con comportamiento sutil, abuso e imposición en la vida cotidiana se da en espacios micros, como lo es por ejemplo en el hogar familiar. Y tiene carácter de machismo, ya que la mayoría de los hombres siguen legitimando un discurso de poder y dominio sobre la mujer. El hombre interactúa con estrategias, quizás no ejerce la autoridad a los golpes, pero con discursos enmascarados suele ejercer actitudes de inferioridad a la mujer. Esto se torna evidente en los discursos, posturas y perspectivas que tienen los comunicadores a la hora de trasmitir una noticia. El hombre hoy en día, aun posee el rol de jefe del hogar, quien tiene la autoridad de imponer reglas en su hogar, como también la toma de decisiones en cualquier ámbito público y/o social. En este caso, existe en el imaginario social de los hombres, una creencia masculina de sentirse superiores, y de que la mujer es la que debe estar disponible a sus deseos, sin importar que se utilice la fuerza como mecanismo de control y disciplinamiento.
Practicas de dominación masculina, producto del patriarcado Capitalista
Desde una perspectiva de género las relaciones de mujeres y varones no se juegan solo desde las diferencias sino también, y sobre todo, desde las desigualdades. Es así que las situaciones de dominación/subordinación y las estrategias de poder para mantener dichas situaciones pertenecen a la matriz de tales relaciones.” (Luis Bonino 2000). Según el autor, hay dos formas de manifestación de poder, se encuentran los macropoderes, que lo ejercen los dispositivos sociales; como las instituciones, los medios de comunicación, el trabajo, el modelo económico, lo cultural, etc, que habitualmente nos regulan en la cotidianeidad. También están los micropoderes, que refiere al poder de dominar y controlar a “ciertas “personas que les parecen inferiores. Esto se reproduce en el hogar, la familia, en los lugares cotidianos. Todos estos poderes están motorizados por un deseo, y este deseo está cargado de significaciones y subjetividades inmersas en un contexto regulador. De esta manera, la acción del control sobre otros, lo motiva para seguir acrecentando este tipo de poder a sujetos vulnerables.
En este caso, la mujer es víctima de abusos íntegros y físicos; la cual desde hace mucho tiempo fue vista como objeto frágil y manipulable. Hoy se sigue evidenciando este trato de subordinación, pero en diferentes aspectos, ya que a la mujer se la reprime en su libertad, pensamiento, sexualidad, economía y capacidad de decisión. A la vez, los medios de comunicación producen discursos duales, ya que suelen plantear a la prostitución y a la trata como algo insoportable, donde luego se contradicen, ya que paralelamente instalan programas, noticias, que incentivan al negocio sexual. Permitiendo de esta manera, la relación asimétrica entre hombre y mujer, la inferioridad, estigmatización y el maltrato discriminatorio y violento hacia la mujer que se prostituye.
De esta manera, a pesar de los cambios que se producen con el paso del tiempo, aun siguen en vigencia “normas ancestrales”, que no permiten que la mujer asuma otro tipo de lugar y de rol en la sociedad. Es una gran tarea de los profesionales, en conjunto con la sociedad, lograr concientizar y hacer colectiva la lucha para generar cambios históricos, políticos y económicos, que aunque parezcan utópico; desde los pequeños lugares se pueden estar generando miles de transformaciones.

Conclusión
En nuestra vida cotidiana el modelo patriarcal que sigue vigente, ha reproducido en el imaginario social diversos parámetros culturales que inferiorizan y reproducen significaciones negativas, en torno a la figura física y el rol de la mujer. Estos discursos se manifiestan en ámbitos privados y públicos; los cuales legitiman la superioridad del hombre frente a la mujer. Pues bien, en el día a día, “nosotros” somos testigos de la violencia física y social que acaecen las mujeres que se prostituyen; las cuales son explotadas, reprimidas y visualizadas discriminadamente, en relación a su accionar y condición de vida.
Es evidente, que a pesar de los cambios estructurales de la sociedad; la mujer sigue siendo visualizada como un objeto de mercancía, un sujeto con menos oportunidades que el varón; ya sea en el trabajo, en los ámbitos educacionales, en la familia, y en la participación política. A todo esto, se suma “la separación espacial”, y la falta de escucha, y soluciones resolutivas hacia ellas; las cuales son producto de un modelo económico que brinda respuestas, sino por el contrario; las humilla y las denigra.
Es importante destacar que los medios de comunicación influyen en el imaginario social de la sociedad, ya que los sujetos desde el nacimiento se introducen en un universo dado. Por lo tanto los medios de comunicación simbolizan un poder que está legitimado por la sociedad misma. Y estos son los que muchas veces infunden en los televidentes; las representaciones sociales de hombre superior y mujer inferior. El hombre en lo cotidiano es quien luego se aferra a estos discursos, utilizándolos para violentar la dignidad, la psiques y la autonomía de las mujeres.
Bibliografía
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Michel Foucault. (1978) Diálogos con Michel Foucault, Revista Ornicar N 10.
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Foucault. Discurso, poder y subjetividad. Ed. El cielo por asalto. Buenos Aires.
Gerard Mendel. (1996) Sociopsicoanálisis y educación, 5 edición.
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Cornelius Castoriadis.  El imaginario social. Castoriadis. Ansart. Lourau. Pessin. Bertolo.
Correa Violeta. Género y políticas públicas. Elementos para la discusión. “la violencia hacia las mujeres es un problema social y político”
Mariana Carabajal, Pagina 12, artículos; el “test Tyson”Sociedad, Viernes, 16 de mayo de 2008
Mariana Carabajal, Pagina 12, articulo; Algo habrán hecho, Sociedad, Sábado, 21 de mayo de 2011
Eduardo Galeano. Diez errores o mentiras frecuentes sobre literatura y cultura en América latina, Pág. 43-44
Esther Díaz y Mario Heler.(1988) "El conocimiento científico", Ed. Universitaria de Bs.As. Volumen 1 y 2

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