TERCERAS
JORNADAS NACIONALES ABOLICIONISTAS SOBRE PROSTITUCIÓN Y TRATA DE MUJERES Y NIÑAS/OS
2012
Ponencia: Sistema
prostituyente – mitos y realidades
Expositoras:
Cristina
Hanuch - Marcela D´Angelo
Feministas
abolicionistas – integrantes del Seminario de DDHH con perspectiva de genero de
la facultad de filosofía y letras de La UBA, de la Campaña Abolicionista “Ni
una mujer más víctima de las redes de prostitución”
Beatriz
Frontera: feminista abolicionista independiente.
Eje I: Prostitución y Política Sexual
PRESENTACIÓN
En este trabajo trataremos de exponer, brevemente, qué
son y como se han originado los mitos. Porqué las culturas se expresan a través
de mitos y la función que cumplen éstos dentro de nuestro sistema patriarcal-capitalista
y sobre todo que papel cumplen en el sostenimiento del sistema prostituyente. Intentamos
problematizar aquí la razón por la que
una modernidad, basada en la ciencia, la técnica y el progreso, se sigue
estructurando a través de mitos que fueron creados como relatos fantásticos por
las primeras comunidades.
ORIGEN
La palabra mito deriva del griego mythos, que quiere
significar “narración”. Se plantean como “historias verdaderas”, sus personajes
son dioses, héroes o monstruos, los relatos son complejos y se relacionan entre
sí. Sirvieron para explicar culturalmente, lo “inexplicable” de la naturaleza,
de la realidad. Aunque se suele confundir con la fábula, el cuento o la
leyenda, no son iguales[1].
A veces, alguna de las tramas de los mitos se repiten en
un cuento o en una fabula o en una leyenda. Esto depende de cuál sea el fin del
relato (entretenimiento, etiológica ó de origen, moral, etc.)
Las sociedades en la antigüedad resuelven, a través de
los mitos, emociones primarias y sus
temores a lo desconocido: las fuerzas naturales que no comprendían. Los mitos
forman parte del sistema de “creencias” que tiene una sociedad. El “logo” o
conocimiento científico entra en
competencia con el mito, cayendo en ocasiones en descredito, pero sin embargo
se ha “reciclado”, ha ampliado su incidencia, se muestra con formatos
“modernos” y con otros medios.
Ya desde la
antigüedad Platón se planteó la problemática de los mitos y llegó a la
conclusión de que eran “mensajes cifrados, compuestos por símbolos y alegorías
que ocultaban grandes verdades”. Nosotras aquí queremos problematizar esto de
“las grandes verdades” de los mitos.
MITOS
y su expresión a través de la CULTURA
Los mitos forman parte de las creencias establecidas
dentro de una cultura. La función que cumplen centralmente en una sociedad es
que son la base de estructuras que suelen estar muy cerca de las personas,
brindan explicaciones políticas, sostienen ideologías dominantes, hablan-resuelven angustias, otorgan consuelo. Contienen
modelos a seguir y pautas de comportamiento. Refuerzan conductas y argumentan
la autoridad.
Los mitos refuerzan emociones primarias y fortalecen
autoridad. Las mujeres deberíamos
reconocernos en esta frase, así podríamos entender el deseo de dominación entre los
sexos (varones sobre mujeres) imaginando
las circunstancias desarrolladas hace miles de años. En aquellos tiempos remotos
el varón enfrentaba un fenómeno que le
desconcertaba, que no entendía. Es en esas épocas cuando las mujeres a la vista y desconcierto de los
varones sangraban cada mes por varios días y no morían (un varón sangraba y
moría a los pocos días). Si a ello le agregamos la perplejidad que les debió
provocar el hecho de que las mujeres “abulten” su panza y en algún momento apareciera un integrante
más en la horda y que esa cría fuera alimentada y mantenida viva a través del
cuerpo de las mujeres, debieron temer a esta especie de ser mágico y poderoso:
MUJER, que les causaba demasiado desasosiego. El temor y la sospecha despertaron, en el conjunto social de los
varones, desconfianzas y deseos de dominar esta realidad que los “desafiaba”. Deberían encontrar un
relato, un mito fundante (hombre = bien; mujer= mal) que opacara todo este poder
de las mujeres y esto los tranquilizaría [2].
El mito es la explicación del porqué se ha llegado a una situación. Lo
que una cultura considera válido tiende a ser aceptado sin crítica alguna por
el conjunto, y por el contrario lo temido, lo que angustia, se rechaza y desaprueba.
La tradición Judeo cristiana en la civilización
occidental hereda mitos de las religiones arcaicas y los recupera como medios
para perpetuar las estructuras patriarcales.
Cuánto tiene que ver la imagen devaluada de las mujeres (invisibilizadas, con sus
cuerpos y su sexualidad expropiada, reducidas a objetos subordinados a la
voluntad de otros, etc) con las
construcciones míticas que explican el origen de los seres, la existencia del
bien y el mal. Desde nuestra aparición en el mundo a través de un hombre: Adán,
nuestra relación con la serpiente (malvada y corruptora), hasta el mito judeo cristiano del Edén donde
la mujer seduce al hombre y lo induce al pecado, y así Adán pasivamente, sin ninguna culpa,
comete el “tropiezo” sumiendo a toda la humanidad en destinos impensados. Advirtiéndonos
que no es ni más ni menos que la
búsqueda del placer sexual lo que nos ha hecho merecedores/as de esos castigos.
Cuánto tiene que ver la
superioridad de los varones en nuestras sociedades con el mito de la
masculinidad de dios que es una construcción patriarcal y ha servido para que
se acepte la dominación masculina.
El mito es siempre una construcción cultural, usada por el poder dominante que afecta las
relaciones sociales, las condiciona. No interpela a una persona sino al
conjunto social, da una visión de la
vida, las relaciones y el mundo, brinda seguridad al grupo social. Cabe
agregar: da seguridad de autoridad y dominio al grupo social al que considera
“objeto de su destino” y brinda aceptación de dominación a lo que no pertenezca
a él. Es decir que cumple estas funciones de contención y unificación. Esto es importante de resaltar porque
es una condición fundamental para entender como funcionaron los mitos en el
contexto del patriarcado, que es el tema que nos ocupa.
MITO
y MODERNIDAD
El mito moderno es más disimulado. Una característica del
mito moderno es la de instalarse en las estructuras académicas-científicas, en
el lenguaje, en los medios de comunicación, refranes, literatura, a través de juegos, en el
deporte, las canciones, el teatro y la danzas. Los personajes de las
tele-novelas, el cine y de la televisión
en general invitan a compartir representaciones que calman las angustias de los
seres humanos marginados, así se naturalizan violaciones y se calman intentos
de reclamos de justicia. Para ver como
se ubica una sociedad patriarcal hay que observar las manifestaciones
artísticas – Pichón Riviere
Claro que para que en todas las culturas, en todos los
lugares las mujeres seamos consideradas inferiores a los hombres hay varias
concurrencias:
En primer lugar
están los mitos, y a través de ellos se fundamentan:
1) El
Lenguaje que lleva en sí un discurso de dominación hacia las mujeres, transmitiendo
muchos de estos mitos concentrados El lenguaje, consolidando en los mitos nos invisiviliza –
todo es masculino - y nos otorga el lugar de la opresión hasta en los
compendios de significados de la palabras (diccionarios). La Real Academia Española
en su Diccionario de la Lengua Española
– vigesima primera edicion, 1992 – se “modernizó” y define la palabra “dueña”
como mujer que tiene el dominio de una finca o de otra cosa; y la palabra
“dueño” como “el que tiene dominio o señorio sobre personas o cosas”. El lenguaje es político y a través de
él se construye una visión del mundo.
2) Estructuras
que nos excluyen de la participación o de los espacios de poder (económico,
político, cultural y científico).
3) El pensamiento dicotómico sexualizado y
jerarquizado. Se
establecen diferentes planos de comportamientos para varones y para mujeres [3], seguidamente se establece: estos son los
rasgos valiosos (los que supuestamente son propios de los varones) y estos los
disvaliosos (los que supuestamente les son propios a las mujeres) .Estos
estereotipos, están forjados en la tradición cultural mitica.
No podemos dejar de ver que detrás de ideologías,
partidos políticos y religiones que dicen buscar el bien, la libertad y la
justicia se esconden creencias que responden a regresiones grupales, emocionales,
míticas. ¿Qué sino son los horóscopos? ¿Qué es la divinización del estado o la
raza? ¿Qué es la institución de la prostitución establecida y naturalizada en
sociedades que proclaman defender los
DDHH? ¿Cómo explicamos el derecho que
se les adjudica a los varones prostituidores a consumir personas como si fueran
objetos?
A través de todas estas expresiones se revela una
creencia implícita, que está organizada
o lleva a la creación de mitos. El lugar
socio político y cultural del que se
apropiaron el conjunto de los varones está sustentado en los mitos de la
superioridad masculina.
Mitos
y patriarcado
Así el patriarcado se consolida sexista y androcéntrico, pero
también clasista, racista, imperialista, homofóbico, prostituyente. Imponiendo
la monogamia, la sexualidad falocrática, la heterosexualidad obligatoria, y la división de las mujeres para
desestructurar resistencias (santas y putas / privadas y públicas). Pero sobre todo
constituye un contrato: todos los varones son “dueños” de los cuerpos de todas
las mujeres [4]. El
contrato sexual, pacto entre varones heterosexuales para permitirse el acceso a
los cuerpos de las mujeres.
En este marco, la sexualidad de los varones se
constituye y construye prestigio entre
sus pares demostrando superioridad y
domino sobre los cuerpos femeninos, esto
se instaura en las bases de la masculinidad. El sexismo es la ideología
de la supremacía masculina. Así se construye un prototipo de varón fálico
narcisista, un ser preocupado por logros y
urgencias que se enmarca en la “sexualidad irreprimible” y la solución violenta de sus conflictos. Más
apegado a los logros que a los vínculos. Toda esta violencia está promovida e
institucionalizada por el Estado.
El sexismo nos arrincona
a las mujeres en lo que Marcela Lagarde llama: “Los cautiverios de las
Mujeres: madre-esposas, monjas, putas, presas y locas” y nos
deja una reflexión que hacemos propia: descubrir
nuestros cautiverios es el primer paso para abandonarlos”
La aceptación de los mitos nos impide vernos en la
diversidad, reprimen una mirada sobre nuestras semejanzas y nuestras
diferencias y nos dificultan entender que éstas no pueden significar
desigualdades.
Hay mitos que siempre fueron absolutamente degradantes y
que se utilizaron como medio de dominio y sumisión. En el S XXI no lo podemos
dejar de denunciar y asumir la necesidad de hacerlos desaparecer de la
conciencia colectiva.
MITOS
SOBRE LA PROSTITUCIÓN
Esta cultura sexista misógina y prostituyente, asociada
hoy más que nunca al sistema capitalista que convierte todo en mercancía, construye
mitos donde se sustenta la institución de la prostitución. La prostitución es
la comercialización de la subordinación femenina [5].
Los mitos sobre la prostitución instalan su naturalización [6]:
Es
el oficio más viejo del mundo
Es
una forma sencilla de ganar mucha plata
Lo
hacen porque les gusta
Todas
las mujeres son putas
Son
mujeres de vida alegre
Si
no hubiera prostitución habría más violaciones
Legislar
sobre prostitución (ya sea reglamentándola, con libreta, registrando a las
mujeres que son víctimas) protege a las mujeres en situación de prostitución
La prostitución vip es libre elección. No es lo mismo que la
prostitución de las mujeres pobres
Se prostituyen para darle a comer a sus hijos/as
La prostitución es un trabajo
Es
elección libre, lo hacen de manera voluntaria
Prohibir
la prostitución es lo más digno para la sociedad
La mujer como provocadora y el varón como victima no responsable
A
través de todas estas expresiones se revela una creencia implícita: la subordinación
de los cuerpos de las mujeres al servicio de los varones y con ellas la
subordinación de las/os niñas/os, travestis, transexuales, transgéneros, basada
en creencias míticas. Estos mitos fueron analizados y des -mitificados por la
Campaña Abolicionista “Ni una mujer más víctima de las redes de prostitución”
de la que formamos parte.
Estos mitos son construcciones “tranquilizadoras” que
pretenden justificar y “romantizan” una explotación, una violencia extrema sobre
los cuerpos. Así son hoy naturalizadas la prostitución, la pornografía, el uso
de los cuerpos para la explotación sexual, por gran parte de nuestras
sociedades. Estas explotaciones están industrializadas y globalizadas, son
altamente rentables, al punto de estar compitiendo con el tráfico de armas y de
drogas.
Realizamos muchísimos actos degradantes en nombre de la cultura,
el endiosamiento de clases sociales, grupos de poder, costumbres.
Nombramos a “la cultura”, como si esta
no tuviera aspectos positivos y otros repudiables. El cambio cultural avanzaría
si comprendiéramos que debemos luchar
para que todas las construcciones culturales que perjudiquen sean eliminadas. De
esta manera la prostitución puede ser
ABOLIBLE y el mal que la acompaña:
la trata de personas para la explotación sexual, se reduciría sensiblemente.
Los mitos no son inmutables sino que son fluidos e
interpretables. Por ello a la hora de desentrañarlos debemos tener una gran
reflexión proponiendo una actualización, un intercambio igualitario y el
debate.
Este
androcentrismo ha producido una ingente cantidad de mentiras. Son las “falacias
viriles” de las que habla Kate Millett. Algunas de las mentiras, repetidas
durante siglos, están tan arraigadas que resulta difícil incluso detectarlas.
Ésta es la razón por la cual el feminismo se puso a desmontar los saberes
heredados, puesto que servían ideológicamente para perpetuar la dominación
masculina. Por eso Amelia Valcárcel insiste en que el pensamiento feminista
forma parte de lo que se denomina “la ética de la sospecha” como fórmula de
acercarse al saber [7].
No podemos olvidar, y denunciamos aquí, que este poder masculino así construido tiene
un último recurso por si no le alcanzan estos disciplinamientos “ideológicos” que
hemos expuesto, y esa arma es la
violencia, los femicidios.
Desde nuestra mirada y nuestra militancia apostando a que
los DDHH sean también para las humanas, adherimos
a los ideales del Abolicionismo y estamos convencidas que éstos serán tomados por toda la sociedad,
para poder construir un mundo sin explotación, sin opresión y sin prostitución.
Los y las
invitamos a sumarse.
BIBLIOGRAFIA:
Los Mitos – Pedro Geltman
Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas,
putas, presas, locas – Marcela Lagarde
Hacia una crítica del poder patriarcal – Celia Amorós
Feminismos para principiantes – Nuria Varela
La industria de la vagina – Sheila Jeffreys
Todos los intercambios con nuestras compañeras y amigas
del feminismo militante: Marcela Franco, Nora Pulido, Magui Bellotti, Marta
Fontenla, Argentina Ascona, Margarita Peralta, Edith Costa, Liliana Azaraf..
..y tantas otras
[1]
Leyenda:
está cerca del mito, a veces se basan en
él
Fabula: son
protagonizadas por animales de conducta humana que contienen un mensaje moral.
[3] Los hombres mandan y tienen poder / Las
mujeres obedecen y respetan
Los hombres
son fuertes y no lloran / Las mujeres son débiles y emotivas
[4]
“El contrato Sexual” - Carole Pateman
[5]
La industria de la vagina – Sheila Jeffreys
[6]
Mitos analizados por la Campaña Abolicionista “Ni una mujer más víctima de las
redes de prostitución”
[7]
Feminismos para principiantes – Nuria Varela
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