TERCERAS
JORNADAS NACIONALES ABOLICIONISTAS SOBRE PROSTITUCIÓN Y TRATA DE MUJERES
NIÑAS/OS
2012
Ponencia: El poder de los medios de comunicación; Discursos que producen
desigualdad social y violencia hacia la mujer.
Expositora: Barboza Gisel Elvira
Datos biográficos: Actualmente me encuentro en 4 año de la Licenciatura en
Trabajo Social de la UNLP. Y a lo largo del año pasado y el presente he estado cursando seminarios y talleres en
relación a la cuestión de género, y las normativas que apuntan a la “no
violencia contra la mujer”. En este sentido, he conocido diversas
organizaciones del Gran Bs As, los cuales trabajan en pos de la liberación de
la mujer, y su participación política en la sociedad. En lo personal, me
interesa la temática, ya que también estuve trabajando a modo de experiencia y
intervención en un centro de nutrición, llamado “Nutrir la vida”. En el cual planifique
talleres con los demás profesionales, relacionados a la cuestión de la
violencia que se produce a la mujer en ámbitos micro y en espacios públicos,
como por ejemplo por los medios de comunicación.
Eje temático: IX.- “Medios de comunicación”
Resumen
En la sociedad Argentina
se visualizan prácticas tendientes a producir la heterogeneidad social entre
hombres y mujeres. Así pues, en el imaginario social se reproducen y
naturalizan discursos sobre la condición de ser mujer, y su funcionalidad en la
sociedad.
En este sentido, los
medios de comunicación presentan discursos legitimantes sobre el consumo,
permitiendo la negociación del “mercado de mujeres”. De esta manera, la mujer
en la sociedad es vista como “objeto” que los consumidores pueden comprar, ya
que los medios emiten programas y discursos que promueven la mercantilización
de la mujer. Sin embargo, estos mencionan la no tolerancia sobre la mujer que
se prostituye, pero terminan siendo el medio de trasmisión que denota a la
mujer como objeto sexual, lineándole funcionalidades de índole patriarcal.
El caso es que la
discriminación contra la mujer es una realidad muy difundida que se perpetúa
por la supervivencia de estereotipos, prácticas machistas, creencias culturales
y religiosas que perjudican a la mujer en su integridad física y psicológica.
Este tipo de violencia se encuentra soslayada en diversos ámbitos socioculturales;
los cuales son producto de la coyuntura histórica y social, que intensificada
por los medios no permiten un trabajo en pos de soluciones económicas y
sociales para las mujeres que se prostituyen.
Introducción
En el presente artículo se
abordarán las representaciones sociales de violencia hacia la mujer, las cuales
se encuentran naturalizadas a partir de factores coyunturales y patriarcales
que originaron la desigualdad social en relación al rol de la mujer en la sociedad.
Teniendo como objetivo,
analizar la reproducción de discursos legitimantes hacia la mujer a través de
los medios de comunicación. Ya que dicho discurso se encuentra cargado de representaciones simbólicas que tienden a reproducir en la sociedad, discursos
negativos sobre la figura de la mujer.
Intentaré elucidar el
poder que los medios de comunicación poseen para legitimar los discursos,
naturalizando la violencia, practicas “machistas”y el negocio de la explotación
sexual en relación a la mujer y su lugar
en la sociedad. Ya que el patriarcado
como forma de organización social, constituyo que la mujer en su cotidianeidad
viva imbuida de estándares machistas, que suelen cosificarla en su ámbito
cotidiano e institucional.
El imaginario social: La violencia de género es un
problema social y político
Referenciando a Violeta
Correa, entiende por violencia de género a las atribuciones que la sociedad y
cada cultura le asignan a los seres humanos en función de su sexo y su
funcionalidad. Esto provoca la creación de rótulos, estigmas e inferioridad a
ciertos sujetos ya sea por su condición de ser mujer, o victimas de explotación
y cosificación como la prostitución y la trata. Las cuales son más vulnerables
y propensas a recibir juicios de valor, y violencia física, no problematizando
su realidad económica-social.
De esta manera, los medios
de comunicación propagan un “tipo” y estereotipo de mujer; considerándola como
un mero objeto sexual, sin adentrarse en las problemáticas que acaecen, ni en
el juicio de valor que repercuten como carga simbólica sobre la figura de la
mujer.
En la República Argentina,
como en América Latina, el sistema capitalista se ha encargado de propiciarle a
la mujer un rol de “madre y sostén del hogar”. Produciendo de esta manera la
reproducción de la fuerza de trabajo; ya que es ella la que se encarga de los
quehaceres del hogar y del trabajador. Generando así mayores ganancias para el
modelo “Capitalismo Machista”, y desventajas sociales-económicas para las
familias.
En este sentido, el Estado
debería hacerse cargo, y garantizar derechos y soluciones para accionar y
contribuir a cambios resolutivos en la vida de las mujeres víctimas de la
prostitución. Referenciando a Luis
Bonino, es importante concientizar a la sociedad, y fomentar que las prácticas
de violencia se encuentran
indivisibilizadas en el medio social de “forma general”. Ya que dichas acciones
se presentan cotidianamente en los ámbitos privados y públicos, como en las
familias, en los medios de comunicación, en el trabajo, en las escuelas, entre
otros. Ante esta situación es considerable destacar, que la sociedad se encuentra
estructurada por un imaginario social, que no le permite problematizar, sino
que por el contrario, los sujetos apropian discursos que no son suyos, y los
naturaliza.
El imaginario social que se
presenta en la sociedad no es algo especulativo, sino que como plantea
Cornelius Castoriadis, son representaciones esencialmente indeterminadas, ya
que se encuentra sujetado a lo social, cultural, religioso, histórico. De esta
manera, Castoriadis enfatiza que “La
sociedad actual es la que infantiliza constantemente a todo el mundo, mediante
la fusión en el imaginario con entidades irreales, como los jefes, las
naciones, los cosmonautas, los ídolos”. (Castoriadis, 1983, pag 37) Asi
pues , los sujetos de manera autónoma, deciden, se apropian de conceptos y los subjetivan;
los cuales reproducen sus formas de pensar, sus creencias, discursos trasmitidos
desde pequeños, que repiten sin cuestionarlos.
Las “entidades irreales”
que se presentan a la hora de concebir la figura de la mujer, son diversos;
como la moda, el estereotipo de cuerpo delgado, la mujer como objeto sexual y
mercancía, la mujer sumisa, delicada y callada. Estas representaciones se
presentan desde un principio en las familias; luego se fomentan en ámbitos públicos,
como por los medios de comunicación que imparten noticias y visiones machistas,
enraizadas en la “separación espacial”, y no visualizando que detrás de toda
mujer que se prostituye, existe un “sujeto “con objetivos y anhelos. Castoriadis plantea que el poder actual
consiste en que los sujetos sean vistos como objetos que se pueden negociar,
individualistas, y autómatas, desfavoreciendo el reconocimiento de sí mismo,
como sujeto activo, autónomo y participe de su cambio.
El poder de los medios de comunicación
“Es
preciso comprender como las grandes estrategias de poder se incrustan, hallan
sus condiciones de ejercicio en microrelaciones de poder…Designar estas
microrelaciones, denunciarlas, decir quien ha hecho que, es una primera
transformación del poder. Para que una cierta relación de fuerzas pueda no solo
mantenerse, sino acentuarse, estabilizarse, extenderse, es necesario realizar
maniobras…” (Foucault, 1977)
El autor hace referencia
que el poder existe cuando está en actividad, y este se ejerce sobre personas
libres y diferentes. El poder es pura estrategia, ya que contribuye a generar
un tipo de dominio sobre los sujetos. En este caso, los medios de comunicación
simbolizan un poder que está legitimado por la sociedad, ya que a partir de la
mercantilización, los sujetos somos consumidores activistas del mercado. Los medios de comunicación ejercen el poder a
través del discurso, en lugares microsociales, ya que son los televidentes que
desde sus hogares, reciben los mensajes. Utilizan estrategias que no son
visibles, manejan dispositivos y tácticas que permiten la entrada y
persistencia de los televidentes en la trasmisión. Ya que dentro de cada
momento histórico se presentan dispositivos determinantes “de lo que se puede y
no se puede hablar”. (Esther Díaz, 1988, pág. 36). Sin embargo el poder del discurso
no es neutral, genera en los sujetos, malestar o aceptación; esto implica que
el sujeto constantemente este sujetado a determinados posicionamientos porque socialmente
se encuentra arraigado al modelo patriarcal, y lo que esto implica en las
relaciones humanas como hecho cultural y social.
Foucault también aclara que no todos
podemos ejercer poder, sino que las entidades que lo ejercen, tienen los medios
sociales, políticos y económicos suficientes para esta tarea. También considero
relevante, mencionar el aporte que hace Mendel Gerard, sobre el concepto de
poder. El alude a que el sujeto al nacer, necesita de los vínculos sociales
para construir su psiques. Primeramente es necesario del cuidado y trasmisión
de valores por parte de la familia, pero en consecuencia es importante que el
joven también tenga vínculos sociales, ya que si el sujeto no madura, es decir
no sale del ámbito familiar, quiere decir que no tendrá una vida sociable y
desarrollada. El sujeto maduro (psicosocial), que ya se ha desarrollado en
sociedad, tiene una fuerza antropológica que lo orienta a sentir que los actos
son continuidad de sí mismo, como no solo haciéndose responsable del acto, sino
también una verdadera apropiación del acto. Esto tiene que ver con el grado de
madures, y con la conciencia de todo ciudadano, porque nosotros tenemos el
poder de elegir y de eliminar reproducciones discursivas que violentan a la
mujer y a su condición de ser en la sociedad. Considero que los sujetos somos
capaces de tener una doble mirada sobre la realidad, es importante ser críticos
y reflexivos frente a los discursos de los medios de comunicación; lo cual
generaría cambios culturales, políticos y sociales en relación al lugar de la
mujer en la sociedad, la temática de la prostitución y los factores económicos
que inducen a la prostitución.
Discursos de los medios de
comunicación que inferiorizan a la mujer
Los medios de difusión se
encuentran actualmente en el “boom” de lo moderno y atractivo, ya que la
televisión, la radio, los diarios, revistas, novelas, etc., propagan tipos de
roles al papel del hombre y la mujer. Estos enmarcan la diferencia espacial
entre el hombre y la mujer. Se les asigna cualidades que los separan, como
también connotaciones que los representan.
Tal como plantea Mariana
Carabajal en Pagina 12, la violencia a la mujer denigra, humilla, desfigura, destruye la autoestima y
muchas veces mata. Muchas veces son los medios los que inculcan en el mundo de
lo simbólico, una figura de “hombre ganador, y mujer prostituta”, asignándole a
ella frases como: “la mujer es mala si decide dar en adopción un niño que nació
producto de una violación, o frases como la mujer solo sirve para la cocina y
tener hijos”. Estas y otras frases descalifican en su integridad a la mujer,
asignándole rótulos que la dañan psicológicamente, y que pretenden convertirlas
en simples objetos que no tienen palabras.
A la
vez el Mercado, como entidad hegemónica en un patriarcado Capitalista impone
lógicas de “fuerte consumo a lo erótico y sexual”, denotando la dominación del
cuerpo femenino por el hombre, como también la mercantilización de la intimidad
en diversos programas y noticias. Uno de los casos que llama la atención es la
publicación en una revista denominado “Test Tyson”; el cual trae aparejado múltiples significaciones,
porque potencia e incentiva la mente del hombre a que “es más hombre” si
violenta a la mujer. En efecto, esto es
un insulto a la figura de la mujer, ya que estas connotaciones sobresaltan la ética
y la moral, produciendo el apoderamiento y uso de la mujer como objeto.
Freire
plantea que “El discurso es una serie
de elementos que operan
dentro del mecanismo general del poder. En consecuencia, hay que considerar el
discurso como una serie de acontecimientos, acontecimientos políticos, a través
de los cuales el poder se transmite y se orienta”. (Michel
Foucault, 1978). Además
los discursos de los medios de comunicación son una problemática urgente a
trabajar, porque son estos los que trasmiten discursos transversalizados, que
generan la violencia e inferioridad de las mujeres, como también su
naturalización y reproducción de contenidos que atentan en contra de la
integridad física y moral de las mujeres en la prostitución.
“El sistema vacía el lenguaje de contenido,
no por el placer de una pirueta técnica, sino porque necesita aislar a los
hombres para dominarlos mejor. El lenguaje implica comunicación y resulta, por
tanto, peligroso en un sistema que reduce las relaciones humanas al miedo, la
desconfianza, la competencia y el consumo.” (Eduardo Galeano, 1998) En este
sentido, es importante que el hombre
problematice los discursos que le imponen, ya sea en la escuela, el trabajo, o
la familia. Muchas veces el sujeto tiende a apropiarse de discursos que no son
suyos, los contextualiza y los reproduce. Esta lógica de reproducción, termina
siendo una cadena que no tiene ruptura, ya que se naturaliza en la sociedad.
Los programas de TV, la radio, las revistas, trasmiten discursos de carácter
legitimado y consensuado por el sector capitalista que domina la sociedad. Ya
que nosotros somos sujetos consumidores, que sin querer miramos y nos
enganchamos con los programas que tienden a desvalorizar psicológicamente, y
adorar corporalmente un cuerpo “perfecto de mujer”. Estos estereotipos sexuales
se reproducen, y atraviesan el total de la sociedad, ya que también la moda
ayuda a que la mujer se ejercite físicamente para obtener el cuerpo ideal.
Estas maneras de violencia son implícitas, y pasan desapercibidas, sin darnos
cuenta que estos discursos siguen generando cada vez mas separación espacial y
marginalidad.
La violencia machista, “Los
Micromachismos”
La
alta jerarquización que la sociedad Capitalista ha otorgado al hombre, permite
que haya distinción de un género inferior; en este sentido la mujer queda
supeditada a un papel detrás de escena. Nadie puede ignorar que la condición
económica y social de los sujetos, son producto del modelo Capitalista, que
desde siglos fomento el carácter de mujer madre y servicial hacia el hombre, produciendo
discriminación y minimización de ella. “La
posición de género (femenino o masculino) es uno de los ejes cruciales por
donde discurren las desigualdades de poder, y la familia; uno de los ámbitos en
que se manifiesta.” (Luis Bonino, 1995)
En los
hombres de forma naturalizada suele existir a partir de desencadenamientos
históricos y/o culturales, una actitud “machista” hacia la mujer. Muchas veces
los comportamientos violentos tienen lugar en el ámbito privado, donde la mujer
no puede defenderse por su calidad de serlo. “Estos comportamientos son obstáculos, y también resistencias para la
igualdad con las mujeres en lo cotidiano.” (Luis Bonino, 2005)
El
autor hace referencia a que la forma de actuar del hombre, con comportamiento
sutil, abuso e imposición en la vida cotidiana se da en espacios micros, como
lo es por ejemplo en el hogar familiar. Y tiene carácter de machismo, ya que la
mayoría de los hombres siguen legitimando un discurso de poder y dominio sobre
la mujer. El hombre interactúa con estrategias, quizás no ejerce la autoridad a
los golpes, pero con discursos enmascarados suele ejercer actitudes de
inferioridad a la mujer. Esto se torna evidente en los discursos, posturas y
perspectivas que tienen los comunicadores a la hora de trasmitir una noticia.
El hombre hoy en día, aun posee el rol de jefe del hogar, quien tiene la
autoridad de imponer reglas en su hogar, como también la toma de decisiones en
cualquier ámbito público y/o social. En este caso, existe en el imaginario
social de los hombres, una creencia masculina de sentirse superiores, y de que
la mujer es la que debe estar disponible a sus deseos, sin importar que se
utilice la fuerza como mecanismo de control y disciplinamiento.
Practicas de dominación masculina,
producto del patriarcado Capitalista
“Desde
una perspectiva de género las relaciones de mujeres y varones no se juegan solo
desde las diferencias sino también, y sobre todo, desde las desigualdades. Es
así que las situaciones de dominación/subordinación y las estrategias de poder
para mantener dichas situaciones pertenecen a la matriz de tales relaciones.” (Luis
Bonino 2000). Según el autor, hay dos formas de manifestación de poder, se
encuentran los macropoderes, que lo ejercen los dispositivos sociales; como las
instituciones, los medios de comunicación, el trabajo, el modelo económico, lo cultural,
etc, que habitualmente nos regulan en la cotidianeidad. También están los
micropoderes, que refiere al poder de dominar y controlar a “ciertas “personas
que les parecen inferiores. Esto se reproduce en el hogar, la familia, en los
lugares cotidianos. Todos estos poderes están motorizados por un deseo, y este
deseo está cargado de significaciones y subjetividades inmersas en un contexto
regulador. De esta manera, la acción del control sobre otros, lo motiva para
seguir acrecentando este tipo de poder a sujetos vulnerables.
En este caso, la mujer es víctima de
abusos íntegros y físicos; la cual desde hace mucho tiempo fue vista como
objeto frágil y manipulable. Hoy se sigue evidenciando este trato de
subordinación, pero en diferentes aspectos, ya que a la mujer se la reprime en
su libertad, pensamiento, sexualidad, economía y capacidad de decisión. A la
vez, los medios de comunicación producen discursos duales, ya que suelen
plantear a la prostitución y a la trata como algo
insoportable, donde luego se contradicen, ya que paralelamente instalan
programas, noticias, que incentivan al negocio sexual. Permitiendo de
esta manera, la relación asimétrica entre hombre y mujer, la inferioridad,
estigmatización y el maltrato discriminatorio y violento hacia la mujer que se
prostituye.
De esta manera, a pesar de los cambios
que se producen con el paso del tiempo, aun siguen en vigencia “normas
ancestrales”, que no permiten que la mujer asuma otro tipo de lugar y de rol en
la sociedad. Es una gran tarea de los profesionales, en conjunto con la
sociedad, lograr concientizar y hacer colectiva la lucha para generar cambios
históricos, políticos y económicos, que aunque parezcan utópico; desde los pequeños
lugares se pueden estar generando miles de transformaciones.
Conclusión
En nuestra vida cotidiana
el modelo patriarcal que sigue vigente, ha reproducido en el imaginario social
diversos parámetros culturales que inferiorizan y reproducen significaciones
negativas, en torno a la figura física y el rol de la mujer. Estos discursos se
manifiestan en ámbitos privados y públicos; los cuales legitiman la
superioridad del hombre frente a la mujer. Pues bien, en el día a día,
“nosotros” somos testigos de la violencia física y social que acaecen las
mujeres que se prostituyen; las cuales son explotadas, reprimidas y
visualizadas discriminadamente, en relación a su accionar y condición de vida.
Es evidente, que a pesar
de los cambios estructurales de la sociedad; la mujer sigue siendo visualizada
como un objeto de mercancía, un sujeto con menos oportunidades que el varón; ya
sea en el trabajo, en los ámbitos educacionales, en la familia, y en la
participación política. A todo esto, se suma “la separación espacial”, y la
falta de escucha, y soluciones resolutivas hacia ellas; las cuales son producto
de un modelo económico que brinda respuestas, sino por el contrario; las
humilla y las denigra.
Es importante destacar que
los medios de comunicación influyen en el imaginario social de la sociedad, ya
que los sujetos desde el nacimiento se introducen en un universo dado. Por lo
tanto los medios de comunicación
simbolizan un poder que está legitimado por la sociedad misma. Y estos son los
que muchas veces infunden en los televidentes; las representaciones sociales de
hombre superior y mujer inferior. El hombre en lo cotidiano es quien luego se
aferra a estos discursos, utilizándolos para violentar la dignidad, la psiques
y la autonomía de las mujeres.
Bibliografía
Luis Bonino Mendez. (2004) Los
Micromachismos, Revista La Cibeles N 2 del ayuntamiento de Madrid.
Luis Bonino Mendez.(1995) Micromachismos. La violencia invisible en las
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Michel
Foucault. (1978) Diálogos con Michel Foucault, Revista
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Michel Foucault. (1978)
Diálogos sobre el poder, 5ta Edición. Alianza
Editorial. España 1995
Michel Foucault. (1995) “El Sujeto y el poder”, en Terán,
Oscar (Comp) Michel
Foucault. Discurso, poder y subjetividad. Ed. El cielo por
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Gerard Mendel. (1996)
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Luis Bonino. (2000) Seminario en Junio, Familia,
Pareja y poder. Murcia, España
Cornelius Castoriadis. El imaginario social. Castoriadis.
Ansart. Lourau. Pessin. Bertolo.
Correa Violeta. Género y políticas públicas.
Elementos para la discusión. “la violencia hacia las mujeres es un problema
social y político”
Eduardo Galeano. Diez errores o mentiras
frecuentes sobre literatura y cultura en América latina, Pág. 43-44
Esther Díaz y Mario Heler.(1988) "El
conocimiento científico", Ed. Universitaria de Bs.As. Volumen 1 y 2
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